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Odontología General
Los dientes y las encías pueden perder la salud por afecciones como la caries o la enfermedad periodontal y se tratan mediante procedimientos odontológicos habituales en la consulta dental como obturaciones, tartrectomías o raspados y alisados radiculares. Concretamente los dientes, pueden destruirse por caries y por desgastes crónicos (atrición, abrasión y erosión)
La caries es una enfermedad causada por microbios que se nutren de los restos alimenticios acumulados en las bocas con higiene deficiente. De estos restos, los más importantes son los carbohidratos (sobre todo, azúcares refinados), a partir de los cuales se producen ácidos que desmineralizan los dientes y los hacen presa fácil de otros microbios que posteriormente degradan y destruyen la estructura debilitada. Las caries son reversibles mientras la superficie dentaria se mantenga lisa y regular, pero una vez alterada, avanza irremediablemente. Las mejores maneras de prevenirla son: la higiene oral inmediatamente después de cada comida (o incluso antes, porque así se reduce la cantidad de microbios sobre los dientes), el flúor tópico (el ingerido debe ser estrictamente controlado y prescrito por un dentista, ya que puede tener efectos secundarios desfavorables) y el diagnóstico precoz (mediante consulta con el dentista antes de que se inicien las manifestaciones dolorosas). Las personas fumadoras producen menos saliva, por lo que tienen mayor riesgo de caries. Por ello las recomendamos que dejen de fumar o se someta a un tratamiento de deshabituación tabáquica.
La sequedad de boca aumenta la probabilidad de padecer de caries y desgastes dentarios. Para disminuir su impacto, recomendamos que se esmere en la higiene de su boca, que use colutorios antibacterianos y fluorurados y que procure mantener la humedad de la boca: procure no respirar por la boca, beba sorbos de agua de vez en cuando y utilice tanto medicamentos productores o excretores de saliva (sialeréticos y sialogogos, respectivamente) como saliva artificial.
Los desgastes dentarios crónicos pueden deberse a:
Responsables de la atrición fisiológica (desgaste por la masticación), de la atrición patológica (desgaste por el apretamiento o el rechinamiento de los dientes) y de la abrasión (desgaste por fuerzas no masticadoras, como, por ejemplo, el cepillado dental intempestivo).
Como la erosión o desgaste por acción de ácidos (el jugo gástrico en los grandes vomitadores, cuales son las personas bulímicas) o el abuso de cítricos y bebidas carbonatadas.
Como la abfracción o milólisis, consistente en unas lesiones a maneras de sacabocados, progresivas e inevitables, en los cuellos, que se relacionan, al parecer, con debilidad del esmalte y con alteraciones en la oclusión o «engranaje» de los dientes.